La Messi
Por @stellamarisleonegeraci
Al llegar a casa se quitó los zapatos, la ropa, abrió las cortinas para que los rayos de sol se reflejarán en su atrapasol, que llenaba la sala con luces de distintos colores, puso la pava, mientras se preparaba el mate.
Hacía frío para estar en el balcón, se sentó en la sala, entre mate y mate revisaba las redes sociales, respondió algunos mensajes, mientras consultaba los portales de noticias, seguía el paso a paso del pase de Messi, suspiraba cuando leía las cifras del contrato, en voz alta dijo ¡¡¡Quién pudiera!!!, Loqui, su gata blanca y peluda se acurrucó a su lado, pidiendo mimos, mientras la acariciaba, le decía -cuando vivamos en París, te voy a comprar un collar de diamantes, que vas a lucir en todas las fotos-; miró la hora, tenía tiempo suficiente para hacer una mini siesta, se tiró en el sillón junto a Loqui.
La alarma del celular la despertó, se dio una ducha, se vistió, se despidió de Loqui y salió rumbo al club, en el vestuario, mientras se cambiaban todas hablaban de Messi, el pase, cómo lloraba en la conferencia de prensa, su alegría al firmar el contrato, su familia; dónde iría a vivir con su familia.
Cuando llegó la entrenadora todas hicieron silencio era la hora de salir a la cancha, se colocó la cinta de capitana del equipo de fútbol femenino del Deportivo Villa Raffo.
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