Por el Campeonato Barrial
Se jugaba el partido por el Campeonato Barrial, los jugadores
estaban listos. eran las 3 de la tarde y hacía mucho calor, pero no importaba,
había que jugar el partido si o si, ya habían quedado con los pibes del otro
lado de Beiro que les iban a dar su revancha, en la canchita, eran los años
70, las canchas de fútbol eran, el
potrero o la calle, Ellos tenían la suya en el Pasaje Echeverría entre Moliere
y Víctor Hugo, ni bien llegaron armaron los arcos, una remera roja y una verde,
para los pibes del barrio, una remera azul y una negra para los pibes del otro
barrio.
Ningún pibe faltaba al partido, aunque no jugara, el
campeonato barrial no se suspendía por nada
y menos cuando era una revancha por el honor de los pibes del barrio, a
veces las chicas salían a escondidas de las madres a ver jugar a los chicos,
aunque el calor fuera abrazador, pero si en el equipo estaba el chico que te
gustaba, hacían lo que fuera, para verlo jugar.
El partido comenzó, llevaban unos minutos jugando cuando uno
de los pibes grita -PENAL!!!-, todos se juntaron a discutir si fue penal, que
no fue, que... y justo cuando iban a
patear, uno de los chicos grita -AUTO!!!-.
por unos minutos se paró el partido, por ahí un patrullero recorría el
barrio, los miraba y sigue su camino por el barrio, aunque los pibes sabían que
volvería en 15 minutos, mientras tanto el partido se había reanudado y la
pelota seguía esquivando los arcos rojo-verde, azul-negro, en eso se escucha
-DEJEN PASAR A LA SEÑORA!!!- y otra vez el partido se detenía, eran las únicas
detenciones permitidas, eran las reglas de la calle y esas reglas se respetan,
se vuelve a reanudar el partido, cuando los pibes del barrio gritan
-GOOOOOOLLLLLLL!!!-, se unieron en saltos
y abrazos, y no faltó la vecina que salió a la vereda con el batón mal
abrochado y los hizo callar, los mandó a cada uno a su casa, y le dijo a
Carlitos -Voy a hablar con tu Papá-, Carlitos agacho la cabeza, y no dijo nada
hasta que la vecina entró a la casa.
Nada importaba, nada de eso iba a detener el partido por el
Campeonato Barrial, otro tiro penal, se iba a ejecutar, el arquero estaba
preparado, el pibe del otro barrio patea la pelota, con tan mala puntería que
entra en una casa, ahora si el partido estaba detenido y no sabían por cuánto
tiempo, había que ir a pedir la pelota, primero debían resolver quien lo hacía,
hasta que el elegido, era el que pateo la pelota, además era del otro barrio.
Había que tomar coraje, golpear la puerta, nada de timbre, y
esperar, volver a intentar y seguir esperando, y cuando la espera se hacía
larga, no quedaba otra que trepar por la tapia y gritar -¡SEÑORA LA
PELOTA!!!!-. nadie contestaba, mientras el partido seguía suspendido,
nuevamente se escuchaba -¡SEÑORA LA PELOTA!!!!- hasta que después de tanto
esperar, el partido por el Campeonato Barrial se daba por finalizado, Ella era
la única que tenía el poder de suspender el partido, al menos por ese día.
Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica, Fotógrafa, Escritora
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