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jueves, 28 de enero de 2016

La cuna vacía

 La cuna vacía

Era 1976, cuando comenzaron los años oscuros en nuestro país, un día que no recuerdo si era verano o invierno, viene el Tío Palito a contarles a la Abuela y a Mamá que habían adoptado a una nena de días, en la Iglesia Evangélica a la que ellos asistían, una mujer de nacionalidad Paraguaya, alegando que no podía quedarse con la criatura, la daba en adopción, según el Tío Palito, ella volvía a su país y firmó unos papeles al Pastor de la Iglesia en el que decía que nunca reclamaría a la nena, ellos siempre quisieron más hijos, la Tía cuando estuvo embarazada de mi primo tuvo varias complicaciones, y no pudieron tener más hijos, la llegada de mi prima trajo alegría a la familia, nosotros no la conocimos enseguida, pasó un  tiempo hasta que vinieron a casa, para que la Abuela la conociera, yo la conocí cuando tenía casi un año de edad, para ese mismo tiempo el Tío Palito desaparece por varios días, no sabíamos nada de él, después de mucho andar, Papá y mi otro tío, logran que les digan que estaba detenido en la Cárcel de Olmos, La Plata, el Tío Palito era personal civil en una comisaría de San Isidro y tenía una relación “amorosa” con la esposa del comisario, él los descubrió, a ella no se que le paso, pero al Tío le inició una causa falsa y terminó en Olmos, en eso tiempos no era fácil comunicarse con la familia y debido a su situación no se le permitía hacer llamadas, después vinieron los abogados, las visitas al penal.

Así fue como conocí a mi prima, la tía la dejaba al cuidado de Mamá y ella iba a Olmos a veces acompañada por mi tío, otras por Papá, a pesar de la situación en la que se encontraba el Tío Palito, finalmente el juez les dio la tenencia permanente de mi prima, algo que Mamá creía imposible; a finales de 1977, en una amnistía que hizo el gobierno, el Tío Palito fue liberado, llegó a casa de madrugada, yo los escuche hablar toda la noche, para esa época nosotros vivíamos en casa de la Abuela, después Papá lo llevó hasta su casa en el conurbano, recuerdo durante el año que estuvo en Olmos, una vez al mes era ir a ver al Tío y llevarle lo que necesitaba, hasta yo fui una vez a verlo a la cárcel, con Mamá pasamos por la requisa que le hacían a las mujeres, donde lo vimos era en un pabellón común junto a los otros presos, unos al lado de otro, más los guardia cárceles muy bien armados; hoy que lo veo a la distancia me pregunto cuanto de ellos recuperaron su libertad, algo que llamó mi atención cuando estábamos afuera esperando para entrar eran los carteles que decían que “liberen a los presos políticos”, yo era una nena de 11 años, con padres trabajadores que poco entendían lo que pasaba; por las tardes a veces venía alguna visita a casa y hablaban con la Abuela y Mamá delante de mí sobre algún familiar o conocido de ellos, en ese momento había tomado una actitud la de escuchar y no hacer preguntas, seguía haciendo la tarea, de esa manera, cuando volvieran, seguirían hablando delante mío, todos esos relatos los fui guardando en mi memoria, algo en ellos me intrigaba y sabía que algún día iba a encontrar la respuesta.
Después que el Tío Palito salió de la cárcel nunca más volví a ver a mi prima, llego la adolescencia y los años oscuros seguían marcando el camino, antes escuchaba cosas, ahora veía cosas y siempre seguía en la misma actitud de observadora pasiva, en el 82, Malvinas, nos golpeó mucho a los pibes de mi edad, a finales de ese año ya se hablaba de votar y también se empezó a hablar públicamente de los desaparecidos, eso hizo que yo prestara más atención al entorno, las madres, las abuelas de plaza de mayo, con la llegada de la democracia en el 83, ya vivíamos en nuestra casa, yo trabajaba en una oficina, los años oscuros quedaron atrás y muchos secretos guardados bajo siete llaves comenzaron a salir, la verdad empezó a golpearnos en la cara a muchos Argentinos, cada noticia traía a la luz un recuerdo guardado en mi memoria, las historias del familiar de alguien desaparecido, algunos compañeritos que no volví a ver, de un día a otro, las requisas que nos hacían en los colectivos a los pibes de colegio, nos hacían bajar y a veces algunos no volvían a subir, todo eso guardado en mi memoria ahora tenía otro sentido.

Mamá que era una mujer simple, con la sabiduría que da la vida, los conocimientos adquiridos que vienen en el ADN, esos que no se obtienen con libros y estudios, una tarde cuando volví del trabajo, mientras las dos tomábamos unos mates y veíamos la tele, en el programa hablan sobre la apropiación de bebés en tiempos de la dictadura, como se los quitaban a sus madres, y se los entregaban a otras familias, es en ese momento que Mamá me dice -Tu prima no será hija de desaparecidos-; el silencio llenó la cocina donde estábamos tomando mate, hasta el televisor pareció enmudecer, me quede mirándola por un rato y después como si fuera una niña que busca la respuesta, esa que le diga “son cosas de tu madre” como siempre dicen las madres ante algún pensamiento dicho en voz alta,  sólo pude decirle, preguntarle, hasta con inocencia, con casi 20 años, todavía me resistía a esa afirmación -¿vos crees?-, me miró a los ojos, con esa mirada tranquila, su forma serena de ser y como quien sabía algo que iba más allá del propio conocimiento primario, me responde -las fechas, como fue adoptada, como les dieron la tenencia, todo coincide-.

A mi prima nunca más la vimos después de esos días que la tía la traía para ir a Olmos, ni cuando murió la Abuela vino y eso fue a principios de los 80, lo poco o mucho que sabíamos de ella, era por el Tío Palito, cuando contaba sobre mi primo y ella; cada vez que una noticia, sobre nietos recuperados se daba a conocer  y si era una niña, Mamá prestaba mucha atención al tema, siempre creía que una de las nietas recuperadas sería ella y que la familia se vería involucrada, creo que Mamá tenía miedo a ver el nombre de su familia relacionado con algo de la dictadura.

Con la muerte de Mamá yo deje de tener trato con el Tío Palito, pero al igual que Mamá siempre que un nieto es recuperado, estoy atenta a las noticias, ella decía -que si alguna vez la duda la toca, se hará los estudios de ADN, para quitar la duda, sobre su origen-; lo real es que hay una cuna vacía que busca ser ocupada por su
destinatario original, a ese que le privaron sus sueños reales, les dieron otros, con otra cuna, otros sueños y otras esperanzas.

Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica, Fotógrafa, Escritora





martes, 26 de enero de 2016

Ella I

Ella I

Ella estaba ansiosa, todo el día había pensado en eso, con la primer estrella de la noche, saldría y se iría de ese lugar que la mantiene atada a las paredes, a las puertas, a las horas sin fin, sin poder hacer nada distinto.

Ella creía. que si lograba salir de su prisión de piedra, sería libre como todos los demás, cuando hablaba con sus compañeras de la libertad. le decían que era imposible, que con el primer rayo de luz, todo volvía a ser igual, eso no podía ser, no les quiso creer, pensó que... se lo decían por miedo a ser libres.

Cada vez faltaba menos, disimulaba sus nervios ante sus compañeras, para todas iba a ser otra noche más, pero no para ella, sería la de su libertad, ahí estaba la primer estrella, todas salieron a recorrer la ciudad como lo habían planeado, ella les dijo -en un rato las alcanzo-, cuando sus compañeras se alejaron, supo que era el momento, y empezó su camino a la libertad, lo hizo sin parar toda la noche, más se alejaba, más pensaba que lo lograría, en eso el primer rayo de sol, toco su piel, dijo -soy libre-,  en ese momento se escuchó una sirena y comenzó un bombardeo en la ciudad, quiso escapar y no pudo, se olvido que se había convertido en piedra, como les pasa a las gárgolas, sólo que ella fue destruida durante el bombardeo, sus compañeras seguían protegiendo la iglesia y se lamentaban por Ella.

Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica, Fotógrafa, Escritora



lunes, 11 de enero de 2016

Di Vuelta....

Di vuelta... 

Di vuelta la página
Me des hice de cosas del pasado que estaban pesando, como un fuego limpiador queme los viejos recuerdos, hice espacio para los nuevos, vacíe cajones, estantes, los espacios físicos se podían ver.

Di vuelta la página,
ahora debía des hacerme de los más importante, el equipaje emocional juntado durante años, limpiarme de todo aquello que me dañara, quietar de mi vida personas, hechos, momentos, que sólo aportaban una carga emocional negativa, así

Di vuelta mi vida
esté libro está realizado en ese momento de mí vida en donde debí hacer un cambio cerrar algunas puertas del pasado, para abrir otras, del presente como dar vuelta las páginas de un libro, así

Di vuelta la página de mí vida
empezando nuevamente, no de cero; el conocimiento, la experiencia quedan; pero si el con el camino libre de los viejos hábitos.

Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica, Fotógrafa, Escritora
2/01/10

Este texto forma parte del libro de artista “Di vuelta…”, que realicé en 2010, en el siguiente enlace se puede ver el libro de artista